Mitos y verdades sobre alimentación y cáncer.

Mitos y verdades sobre alimentación y cáncer.

Cuando nuestro cuerpo se ha visto tan afectado por las diferentes variables que despiertan una enfermedad multifactorial como la mayoría de los cánceres, es importante elegir el camino para nuestra sanación y recuperación, teniendo en cuenta precisamente que el cáncer es una “enfermedad Multifactorial” (1). ¿Qué significa esto?

La mayoría de los cánceres son enfermedades poligénicas y multifactoriales debidas al efecto combinado de factores genéticos y ambientales. Normalmente no suele haber un error grave en la información genética, más bien la susceptibilidad (o predisposición genética)  suele estar causada por la presencia de una determinada combinación de genes o por pequeños cambios o variaciones en uno o varios genes. Esta combinación genética concreta determina que el individuo pueda ser susceptible al efecto nocivo de determinados factores ambientales”. (2). En palabras más simples, son enfermedades que se producen por la combinación de varios agentes etiológicos (agentes causales de la enfermedad), como las variaciones genéticas, mutaciones, factores metabólicos, estilo de vida y factores ambientales.

En este contexto, es importante incorporar en tu tratamiento la alimentación como uno de los factores que puedes usar a tu favor en el proceso. Pero también es importante hacerlo conscientemente, y la consciencia parte del reconocimiento de qué es lo que realmente necesitas. Por eso te recomiendo evitar seguir a ciegas las sugerencias sin fundamento de amigos o familiares (o de las redes sociales), ya que ellos no tienen como reconocer tu estado de salud, ni tus necesidades INDIVIDUALES. Si tienes una enfermedad crónico degenerativa como el cáncer, buscar el acompañamiento o apoyo de profesionales de la salud que conozcan el tema de alimentación y cáncer a profundidad, y que puedan asesorarte y guiarte con las indicaciones nutricionales pertinentes, de acuerdo a tus características individuales, tu estilo de vida, y el tratamiento que hayas elegido seguir. Para mí Rehabilitación y transformación Metabólica, de Elisa David es la mejor alternativa; pero es tu decisión PERSONAL elegir al profesional para tu proceso.

Mitos sobre la alimentación y el cáncer:

  1. “La alimentación no tiene nada que ver. La persona puede comer todo lo que quiera”

Aunque es un tema que ya se ha estudiado en los últimos años, aún hay personas que consideran que la alimentación no tiene relación con el cáncer. La realidad es que sí hay relación, tanto en el origen de la enfermedad, como en el tratamiento y recuperación, pero se debe tener en cuenta que la dieta es uno de los factores (entre todo un conjunto de variables) que influyen en la respuesta del cuerpo ante los tratamientos. Las razones por las que aún hay escepticismo sobre la relación de la dieta (alimentación) y el cáncer, es porque se considera que las evidencias son “insuficientes”; pero son precisamente las nuevas investigaciones las que han revelado que la correlación entre la dieta y el cáncer es mucho más compleja que analizar el efecto de un alimento en la dieta, y que se deben tener en cuenta otras variables como factores metabólicos y genéticos (3):

“El cáncer es una enfermedad en gran parte prevenible. Si se exceptúa el tabaco, que es la principal causa de cáncer, se considera que entre el 29,3 y el 40, 6 % de la incidencia de cáncer podría ser prevenible con medidas relacionadas con la dieta, el control del peso y la actividad física. A pesar de varias décadas de investigación epidemiológica sobre las relaciones causales de la nutrición y el cáncer, la evidencia científica es suficiente para relativamente pocos factores alimentarios. Para muchos alimentos las evidencias son aún insuficientes o inconsistentes e impiden establecer conclusiones sólidas. Varias son las razones que explican esta situación. La alimentación biológicamente relevante relacionada con el cáncer es la ocurrida muchos años antes de aparecer el tumor, y los hábitos alimentarios son muy difíciles de medir con cierta exactitud. Los estudios epidemiológicos realizados tienen en su mayor parte limitaciones metodológicas, relacionadas principalmente con los errores de medición de los cuestionarios de frecuencia alimentaria usualmente utilizados, la presencia de sesgos, la falta de poder estadístico y/o la homogeneidad de hábitos alimentarios de los individuos participantes en los estudios. Por otro lado la investigación ha estado orientada a identificar relaciones simples entre alimentos y cáncer, cuando posiblemente sea un proceso más complejo en el que interactúan patrones alimentarios con factores metabólicos, hormonales y genéticos”.

Dentro de todas las variables de la alimentación y su relación con el cáncer podemos hablar de dos enfoques: por un lado, están los alimentos que, en conjunto con otros factores, son causantes o agravantes de diferentes tipos de cáncer; y por el otro lado está la importancia de una dieta adecuada durante el tratamiento y el cambio de hábitos durante y después de la enfermedad, para evitar metástasis y mejorar la calidad de vida.

En relación con el consumo frecuente y excesivo de alimentos que pueden actuar como carcinógenos (agente químico o físico específico que tiene la capacidad de causar cáncer en individuos expuestos), y ser uno de los factores causantes de la enfermedad, en el estudio del Hospital de Cantoblanco de Madrid (4) y en el libro Nutrición molecular (8) se mencionan algunos de estos carcinógenos y su relación con el riesgo de presentar cáncer:

Las micotoxinas “compuestos producidos por los mohos de algunos hongos durante el almacenamiento del maíz, el algodón y los cacahuetes (maní)”, las aflatoxinas, que “aparecen en malas condiciones de almacenamiento de cereales y frutos secos y son los carcinógenos hepáticos más potentes que se conocen en la actualidad”, los compuestos N-nitrosos (nitrosamidas y nitrosaminas): las nitrosaminas “que se forman como resultado de la reacción entre las aminas de los alimentos y el nitrito sódico que llevan algunos de ellos, especialmente los alimentos curados, para mejorar su conservación” y los Hidrocarburos aromáticos policíclicos que “están presentes en los alimentos que han sido cultivados en zonas con elevada contaminación ambiental debida a la combustión de derivados del petróleo o del carbón, y también en alimentos que han sido preparados a la brasa o ahumados”

Con lo anterior pretendo enfatizar en la importancia de elegir alimentos de origen natural, pero también de tener presente las buenas prácticas de almacenamiento, la forma adecuada de preparación y la selección de productos libres de tóxicos.

En lo concerniente a  la importancia de una alimentación adecuada como “coadyuvante” en el tratamiento del cáncer, cito al Dr. Jorge Pérez Calvo-Soler, del libro Oncología Integrativa (5), quién resalta la importancia de la dieta durante el tratamiento y posterior a éste: “La finalidad de la dieta y la alimentación en el cáncer no sólo debe ser aportar nutrientes y energía suficiente para la reposición tisular, y para las funciones básicas corporales, sino también intentar ayudar al paciente a lo largo de todo su proceso oncológico en su lucha contra el cáncer y contra la aparición de nuevas metástasis”

Así pues, si nos enfocamos en una visión integrativa del proceso, podemos hacernos conscientes de que la alimentación desde la visión integral, es un factor de gran importancia durante el tratamiento, y puede hacer la diferencia en la calidad de vida de la persona, durante el proceso y una vez terminado dicho tratamiento.

2. “Si comes mucho de X alimento previenes el cáncer”

Hay diferentes investigaciones que estudian la efectividad de algunos componentes de los alimentos como el licopeno del tomate, o los polifenoles de algunas frutas como el durazno o de grasas sanas como el aceite de oliva, la acción preventiva de alimentos ricos en antioxidantes, el efecto preventivo del indol-3-carbinol (I3C), que contienen las verduras crucíferas como el brócoli y la coliflor respecto a algunos tipos de cánceres; entre otro sinfín de alimentos que se vienen investigando en las últimas décadas; que, si se usan adecuadamente, pueden ayudarte en tu proceso, eso sí, manteniendo una mirada integrativa, y teniendo presente las relaciones “complejas” entre la alimentación y las enfermedades como el cáncer, que van más allá de ver los alimentos por separado, y deben usarse acorde a la genética, metabolismo y estilo de vida del paciente.

De acuerdo a o anterior, quiero usar cómo punto de partida para dar contexto a lo anterior, esta respuesta que dio a sus pacientes la Dra. Ana Luisa de Castro Baccarin, Oncóloga Clínica Brasilera, especializada en nutriología (6):

“Los pacientes frecuentemente me preguntan si ciertos alimentos son buenos o no para aquellos que tienen cáncer. Este tipo de duda es súper bienvenida: mi objetivo es que todos mis pacientes cambien su relación con la comida y aprendan a usar alimentos a su favor. Una respuesta simple y directa es: Ningún alimento por sí solo es capaz de añadir beneficios en la dieta de los pacientes con cáncer! ¡Lo que importa son las COMBINACIONES. Lo que come durante todo un día debe analizarse EN CONJUNTO, y no el consumo de alimentos en particular. Por ejemplo, sabemos que las frutas rojas y el té verde tienen excelentes propiedades antioxidantes, pero no sirve de nada agregarlas al menú si el resto de su dieta es alta en azúcar, alimentos industrializados, refinados, y ultraprocesados. La escala de esta ecuación será proinflamatorio, que es absolutamente indeseable para un paciente con cáncer!”

Tomo esta referencia como punto de partida, porque describe con claridad la importancia de la dieta como un CONJUNTO DE ALIMENTOS, y no un alimento por sí solo. Y complemento el texto con lo siguiente:

La dieta es un conjunto de alimentos, no es uno solo. Y el efecto del alimento en tu cuerpo depende no sólo de sus propiedades sino también de tus características metabólicas, genéticas y estilo de vida. Por eso cuando hablamos de dieta y de alimentación balanceada, debemos tener presente que es algo INDIVIDUAL. Entonces puede que algunos alimentos nos generen beneficios en el proceso; pero primero debes reconocer tus necesidades: Las preguntas a responder serían: ¿Qué cantidad de cada alimento puedo consumir? ¿De qué manera? ¿Con qué mezclarlos? ¿Qué efectos puede tener este alimento respecto al tratamiento médico que llevo? Es por esto que soy tan reiterativa con la importancia de un acompañamiento nutricional personalizado.

Entonces en relación con los beneficios de los alimentos y la forma de consumirlos, quiero incluir acá otras prácticas, ya que si no se hacen con el conocimiento y la consciencia del alimento, se convierten en esos mitos o “recomendaciones carentes de fundamento” que podrían ser contraproducentes en tu proceso:

  • “Los smoothies, batidos o jugos verdes ayudan a prevenir el cáncer”: DEPENDE. Las mezclas de vegetales, semillas y frutas deben hacerse desde el conocimiento de las sustancias que contiene cada ingrediente, así sea natural, para que puedas aprovechar de verdad sus beneficios. Por eso cuando se trata de batidos, smothies, jugos verdes, recomiendo que lo hagas con la asesoría de un profesional que conozca el tema (como personas formadas en trofología o fitoterapia); porque las mezclas inadecuadas pueden ser contraproducentes en tu proceso.
  • “Debes llevar una dieta vegetariana para la prevención y el tratamiento contra el cáncer”: DEPENDE de tus necesidades individuales, genética y estilo de vida.
  • “Debes comer más calorías para evitar perder demasiado peso en el proceso”: CUIDADO con esta interpretación, ya que es importante que la fuente de calorías sea de alimentos de verdad. Los ultraprocesados, los alimentos con aditivos tóxicos (de los que ya hemos hablado en otros en-vivos y en mis talleres), productos refinados o con azúcar NO son fuentes adecuadas de calorías para tu proceso. La idea es elegir alimentos que te proporcionen esas calorías extra que puedes estar necesitando, pero que también nutran y fortalezcan tu cuerpo.

 

Verdades sobre alimentación y cáncer

Antes de iniciar con las verdades sobre alimentación y cáncer quiero reiterar que la alimentación es individualizada; podemos tener presentes algunas generalidades, pero la alimentación, la sanación y el bienestar son procesos muy personales, y no hay un estándar que te diga qué reglas seguir.

  1. Comer comida “Real” (una alimentación 100% natural) ayuda en el proceso de recuperación del cáncer.

Sí, la alimentación natural ayuda en tu proceso; pero debes tener presente algunas variables. Hay alimentos genéticamente modificados (que muchos consideran naturales) que afectan de forma significativa los procesos de salud. También hay otros alimentos que se consideran “naturales” de acuerdo a su etiquetado, pero que contienen aditivos tóxicos (muchas veces no declarados en la etiqueta) y que tienen un fuerte impacto en nuestra salud.

Dentro de este contexto es importante conocer los alimentos, ir más allá de lo que te muestra el mercado, y encontrar el acompañamiento adecuado para elegir los alimentos que puedan ayudarte en tu proceso y tener claro cómo mezclarlos, de acuerdo a tu necesidad individual.

2. Es conveniente el consumo de alimentos agroecológicos u orgánicos en procesos contra el cáncer.

Es una mejor alternativa el consumo de productos agroecológicos u orgánicos, alimentos NON-GMO, y productos de crianza responsable, pera disminuir la carga de sustancias tóxicas provenientes de prácticas inadecuadas en cultivos y crianza de animales para el consumo humano, ya que los tóxicos provenientes de agroquímicos, concentrados usados para alimentar animales, y la carga excesiva de hormonas y antibióticos inyectados a los animales de crianza, debilitan nuestro sistema inmune y afectan la respuesta de nuestro cuerpo.

En relación con las proteínas de origen animal, es importante tener presente qué tipo de necesidades nutricionales tienes, y elegir productos de alta calidad nutricional evitando embutidos y carnes frías.

También es importante elegir granos, frutos secos y semillas de alta calidad, con una correcta manipulación y evitar productos con riesgo de contaminación. Anteriormente hablé de las micotoxinas, y más específicamente de las aflatoxinas, que son una especie de hongo que contamina frutos secos y semillas cuando no se almacenan en condiciones de temperatura y humedad controladas (7). Por eso hago tanto énfasis en cada taller, en los contenidos de mis redes y en los en-vivos sobre la importancia de comprar en lugares con buenas prácticas de almacenamiento, ya que este tipo de contaminación implica un riesgo importante para nuestra salud, pues estos hongos específicamente son carcinogénicos.

3. Una alimentación antiinflamatoria previene o ayuda en procesos contra el cáncer

En el Libro Nutrición molecular se hace referencia a la relación del cáncer con el proceso infamatorio crónico: “El conocimiento sobre la carcinogénesis, influenciada por factores ambientales y el estilo de vida destaca el proceso de infamación crónica como el mayor contribuyente, y se estima que hasta el 15% de los cánceres humanos se relaciona con infecciones e inflamación crónica” (8).

Eliminar o disminuir al máximo los productos ultraprocesados, grasas trans, productos refinados, azúcares, endulzantes como fructosa o dextrinas, y aditivos tóxicos de tu alimentación ayudará a fortalecer tu cuerpo en el proceso y en algunos casos a prevenir el cáncer (9 y 10). Esto va de la mano con una alimentación más natural, pero también que sea la adecuada para tus necesidades individuales.

4. Aumentar el consumo de grasas sanas puede ayudarme en procesos contra el cáncer.

Las grasas sanas tienen un papel importante en el proceso (10), pero nuevamente me viene a la cabeza la palabra DEPENDE. El consumo requerido dependerá de tus características INDIVIDUALES, de tu condición médica, el tratamiento que hayas elegido, y otras variables que se deben considerar a nivel médico.

Información y conocimiento para que elijas con consciencia

El propósito de esta entrada era brindarte información sobre consejos y prácticas que circulan en internet y en los diferentes círculos sociales, para que tengas referentes claros sobre la pertinencia de adoptar o no una práctica o recomendación. Así podrás tomar tus decisiones de forma consciente y elegir lo mejor para ti y para tu salud.

¿Tienes preguntas sobre otros mitos respecto a la alimentación y el cáncer?

Fuentes:

  1. Nutrición molecular. Daniela Gordillo y Elizabeth Gordillo. Pg. 172. 2015
  2. Consejo Genético: Tipos de Cancer Conocidos. AEFAT.
  3. El estudio prospectivo europeo sobre cáncer y nutrición (epic). Carlos A. González et al. Rev. Esp. Salud Publica vol.78 no.2 Madrid mar./abr. 2004.
  4. Alimentación y cáncer. F. Robles-Agudoa et al. Unidad de Geriatría. Revista Española de Geriatría y Gerontología. Vol. 40. Núm. 3. páginas 184-194 (Mayo 2005) Hospital de Cantoblanco. Madrid. España.
  5. Manual Básico y Clínico. Obra pionera de Oncología Integrativa en lengua española, publicado por SESMI – Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa. Dr Jorge Pérez-Calvo Soler, con el Capítulo 32: “Alimentación y Terapia Nutricional Coadyuvante al Tratamiento del cáncer”
  6. Dra. Ana Luisa de Castro Baccarin, Oncóloga Clínica Brasilera, especializada en nutriología
  7. Micotoxinas. Organización mundial de la salud OMS.
  8. Nutrición molecular. Daniela Gordillo y Elizabeth Gordillo. Pg. 308. 2015
  9. Consumption of ultra-processed foods and cancer risk: results from NutriNet-Santé prospective cohort. BMJ 2018.
  10. Cómo la Nutrición Influye en el Cáncer. Mercola. Junio 2016.

Deja una Respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.