Superalimentos: concepto, marketing y realidad

Superalimentos: concepto, marketing y realidad

La popularidad del concepto de “Superalimentos” ha venido creciendo en los últimos años, de la misma forma que la tendencia de comer sanamente (1). Si una de las verdades que promulgo es que hay que comprender el concepto de salud y bienestar, para poder elegir los alimentos que más te convienen, también considero que es importante conocer la esencia de la palabra Superalimento para no perderte en modas.

El propósito de esta entrada es contextualizarnos en relación con lo que hoy llamamos superalimentos, comprendiendo el origen del término, su historia, y cómo ha sido usado para temas de marketing, más que para temas de salud; pero también darnos cuenta de que si comprendemos la esencia de este concepto puede ser la puerta de entrada para conocer alimentos ricos en contenido nutricional, y con este conocimiento elegir los que se adecuen a nuestras necesidades individuales.

¿Cuál es el origen del concepto Superalimento?

En algunas referencias se reporta que el primer uso del término Superalimento fue a principios del siglo XX, en la época de la primera guerra mundial, usada como parte de una estrategia de marketing (2):

“La United Fruit Company inició una entusiasta campaña publicitaria para promover su mayor importación de banano. Publicó folletos informativos, incluyendo puntos sobre el banano y el valor alimentario del plátano. Inicialmente la compañía había anunciado la practicidad de los plátanos en una dieta diaria, siendo barato, nutritivo, fácil de digerir, disponible en todas partes, bueno cuando se cocina y no se cocina, y sellado por la naturaleza en un paquete a prueba de gérmenes. Para que la gente comiera más, sugirieron agregar plátanos en cereales para el desayuno, en ensaladas para el almuerzo y fritos con carne para la cena. Sin embargo, la popularidad del término se disparó después de ser “respaldado” en revistas médicas, debido a que los médicos publicaron sus hallazgos de una dieta bananera para tratar condiciones como la enfermedad celíaca y la diabetes. La Asociación Médica Estadounidense anunció que los plátanos en la dieta de un niño proporcionarían alivio para la enfermedad celíaca o la curarían (el gluten aún no había sido descubierto como el verdadero culpable). Los plátanos pronto llevaban un emblema de la salud, y las madres hacían de los plátanos un alimento básico para sus hijos y bebés, incluso si no tenían celiaquía. La United Fruit Company incluyó estos beneficios para la salud en su material promocional y la prensa popularizaron titulares sobre los plátanos, dando a luz la locura de la dieta bananera”

El origen no apunta a un concepto desarrollado por científicos, ni personal de la salud. Sino una estrategia de marketing, en la que los medios acomodaron la información, tomando los resultados de una investigación que aún no era concluyente, y las personas hicieron sus interpretaciones al respecto, catalogando un alimento como bueno para todo el mundo, sin tener la información clara. De esa forma los comerciantes de banano vendieron más.

Así continúa siendo usado el término Superalimento hasta ahora, con la diferencia que se usa con más frecuencia en el lenguaje cotidiano, en artículos de periódicos y revistas y en noticias que hablan sobre hallazgos que revelan algunas propiedades de alimentos que podrían tener algún potencial terapéutico, pero sin entregar el contexto completo. Con toda esta información que crece día a día en los medios y en las redes sociales, las personas que buscan alimentarse sanamente lo relacionan con una mejor dieta, sin tener presente que un solo alimento per se, no mejora la calidad de vida.

 

¿Qué significa la palabra súperalimento?

Al volverse un término popular, se puede encontrar la definición de la palabra en diccionarios que no son técnicos, pero que nos dan una guía sobre su uso (2):

“No existe una definición científicamente basada o regulada para los superalimentos, pero generalmente, un alimento se promueve al estado de superalimentos cuando ofrece altos niveles de nutrientes deseables, está vinculado a la prevención de una enfermedad, o se cree que ofrece varios beneficios simultáneos para la salud más allá de su valor nutricional. Su inclusión en el Diccionario Merriam-Webster confirma su uso generalizado, que define un superalimento como un alimento (como salmón, brócoli o arándanos) que es rico en compuestos (como antioxidantes, fibra o ácidos grasos) considerados beneficiosos para la salud de una persona”.

 

¿Es el concepto de superalimento una mentira?

Digamos que técnicamente sí, es una falacia, porque el concepto como tal no tiene un aval científico oficial; existen posturas diversas entre nutricionistas, médicos y otros profesionales de la salud respecto a su uso, ya que en muchos países la normatividad sobre el etiquetado de estos llamados superalimentos no está regulada y se puede confundir a los consumidores. Pero también hay muchos profesionales de a salud que sostienen que el consumo de estos productos puede generar beneficios en la dieta (4)

Sin embargo, si comprendemos el concepto de dieta, alimentación y aporte nutricional, sí podríamos hablar de algunos alimentos o superalimentos que ayudan en el proceso. La diferencia está en tener una visión realista del concepto, pues no se trata de alimentos milagrosos que curan o que te ayudan a bajar de peso (como lo promete el mercado), sino de reconocer que el aporte de nutrientes que son esenciales en la nutrición o que pueden tener potencial terapéutico.

La palabra Dieta, que tanto nos asusta, etimológicamente significa “régimen de vida”, y se puede definir como “el conjunto y cantidades de los alimentos o mezclas de alimentos que se consumen habitualmente” (3). Desde esta perspectiva, la dieta tiene en cuenta un conjunto de alimentos, sus interacciones, además de las necesidades individuales de acuerdo a tus hábitos y características, la biodisponibilidad de nutrientes, la forma como tu cuerpo los absorbe y las mezclas adecuadas. Todos estos factores son los que debemos tener presentes al elegir un alimento, ya que éste por sí solo no resolverá nuestras necesidades nutricionales; muchos menos si la dieta que llevas es inadecuada.

Ahora, si ya conoces lo que tu cuerpo necesita y tienes presente las interacciones entre los alimentos que eliges consumir, puedes usar este concepto a tu favor, e incluir algunos de esos llamados Superalimentos en tu alimentación, conjugando su aporte nutricional con lo que tú necesitas: por ejemplo, puedes elegir alimentos con un buen contenido de aminoácidos esenciales como la quínoa, o ácidos grasos como el omega 3 (presentes en la chía, la linaza, los pescados) o el ácido láurico (presente en el aceite de coco), antioxidantes o fitonutrientes con potencial terapéutico (como el licopeno del tomate o la quercetina del brócoli). De esta manera, sí puede tener algunos beneficios extra para tu salud, eso sí, sabiéndolos preparar y mezclar.

¿Los demás alimentos que no se consideran Super no son tan buenos?

El uso sin sentido del concepto Súperalimento, nos lleva a pensar que entonces los demás alimentos de una dieta no son igual de saludables; incluso cuando elijo ingredientes naturales y libres de tóxicos; es por esto que es importante comprender la raíz del concepto, para entender todos los alimentos proporcionan nutrientes que pueden ser valiosos para tu alimentación, y que lo que debes hacer es elegir las mezclas adecuadas para ti.

Mi postura personal frente al tema de si un alimento es súper o no; es que todos los alimentos naturales, que no han sido manipulados, tienen algo de Súper, y que el secreto está en el balance adecuado para cada persona. Por otra parte, reconozco que hay semillas, granos, y algunos vegetales que contienen nutrientes de los que hay muchas deficiencias en la alimentación actual de la población en general, por lo que incluirlos, de forma consciente, en tu dieta puede generarte muchos beneficios.

¿Cómo usar y entender el concepto desde una perspectiva realista?

Los superalimentos son considerados como tal por tener una excepcional cantidad o variedad de nutrientes esenciales, antioxidantes, polifenoles, vitaminas y/o minerales. Incluso, muchos de ellos se reconocen por su uso ancestral como alimentos de gran importancia para culturas o civilizaciones antiguas, o por sus usos terapéuticos (4). Entonces, como ya lo he mencionado a lo largo del artículo, sí hay alimentos con nutrientes alto valor, y la diferencia entre quedarte con el concepto vacío que te entrega el mercado o con la comprensión consciente está en la práctica. Así que estos son algunas premisas para que tengas una perspectiva realista:

  1. Ten claro que ningún alimento por sí solo puede mejorar una dieta, debes tener en cuenta tus necesidades individuales a nivel nutricional, las características del alimento y las mezclas que haces con éste.
  2. Hay alimentos que se destacan por una elevada cantidad de algún nutriente, o algunos nutrientes, y que han demostrado ser beneficiosos para la salud según los estudios; pero esto no implica que debas consumir una elevada cantidad de dicho alimento. El balance del plato dependerá de la premisa anterior.
  3. Que un alimento en particular contenga una elevada cantidad de un nutriente no significa que sea la única fuente del mismo; así que tienes diferentes opciones de alimentos para elegir, más allá de las etiquetas.
  4. Por más que conozcas de superalimentos y los incluyas en tu dieta, si hacen parte de una alimentación llena de productos ultraprocesados no verás los beneficios.
  5. La forma como preparas los superalimentos debe ser la adecuada para que puedas aprovechar realmente sus beneficios.

¿Con todas estas preguntas resueltas, tienes más claro cómo comprender el concepto de superalmentos y ver más allá de las etiquetas?

Fuentes:

  1. Fundamentos científicos de los «superalimentos»: ¿realmente son «súper»?. EUFIC. Diciembre de 2012.
  2. The Bottom Line: Focus on a Super Plate, Not Just Superfoods.
  3. Dieta. Salud 180.
  4. The Ancient Origins of Superfoods. LAURA SCHUMM. Agosto 22 de 2018.
  5. Adiós a la polémica del aceite de coco: ni superalimento ni “veneno puro”. Roberto Méndez. 3 septiembre, 2018.

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