Con tantas necesidades que la sociedad nos crea, la verdadera y más importante tarea es cuidarte a ti mismo. Tu salud no depende de un medicamento o una vacuna, depende de la responsabilidad con la que asumes tu vida, la seriedad y el amor que pones al cuidar tu cuerpo, lo que eliges para regresar o mantener al equilibrio y nutrirte permanentemente desde la triada del ser: cuerpo – emoción/mente – espíritu.
¿Te has dado cuenta de la cantidad de información que se ha difundido en los últimos meses? Vida sana, alimentación saludable, dietas de todo tipo, medicina funcional, medicina alternativa, cómo fortalecer tu sistema inmunológico, meditación, despertar de la consciencia, amor, relaciones, cómo crear realidad propia…
Y seguimos en pánico, esperando que de alguna forma se resuelva nuestra salud y alguien nos dé una solución milagrosa que nos haga bajar de peso, estar sanos, y ser inmortales. Pero algunos estamos comprendiendo que el bienestar, la salud, la vida en armonía, no es una meta; no es un logro que se alcanza y ya. Es un estilo de vida, que se mantiene y se sostiene. Somos los que elegimos actuar!
¿Eres de los que decidieron actuar? ¿Quieres hacerlo pero no sabes por dónde empezar? ¿Toda esta información te abruma y eliges mejor esperar?
Te voy a compartir mi perspectiva de la salud, y quizás este sea un referente para que puedas empezar a tomar decisiones, actuar y transformar tu vida.
La salud y el bienestar son un compromiso con tu ser:
Hablar de compromiso es hablar de formar una relación. Una relación se nutre, se alimenta, cada día. Una relación se trata de fortalecer un vínculo, procurar cuidarlo y estar presente para cumplir con los acuerdos, superar dificultades y disfrutar los momentos de alegría. Un compromiso implica voluntad, paciencia y respeto; implica ponerse a sí mismo en primer lugar; y, sobre todo, implica estar presente. Este compromiso, es la relación con tu ser: tu esencia. ¿Estas presente para ti? ¿Estas dispuesto a asumir la responsabilidad de tu bienestar y tu salud?
La salud se sostiene con las decisiones que tomamos cada día
Estar sanos no es cuestión de ir al médico y hacernos pruebas que nos digan cómo está nuestro cuerpo. Estar sanos es realmente una decisión que tomamos. Y al tomarla se genera un cambio en nuestra realidad que nos muestra que cada pensamiento que elegimos tener, cada alimento o sustancia que elegimos tomar, cada movimiento que elegimos hacer, tiene un efecto en nosotros. Y si nuestra intención y nuestras decisiones está alineadas, esa salud se manifiesta, porque creamos equilibrio en nuestras vidas. Y armónicamente, si alguna enfermedad o accidente nos confronta, podemos encontrar las alternativas para volver al equilibrio y regresar al bienestar. Pero la intensión (el compromiso) y las decisiones que tomamos (acciones) deben ser coherentes, porque nada externo puede mantenernos en equilibrio, ni hacer que nuestro cuerpo y nuestro ser armonicen. El bienestar siempre depende de nosotros mismos.
Te pongo un ejemplo: Estoy tan preocupada por no ganar lo suficiente que empiezo a trabajar en exceso, dejo de lado mis espacios de ejercicio, de meditación o de disfrute, dejo de alimentarme sanamente porque me parece costoso, y finalmente caigo en un periodo de agotamiento porque la situación se hace pesada. Mi cuerpo manifiesta el desequilibrio con cansancio. Mi mente con preocupación. Ahí es donde YO, desde mi SER puedo elegir. Recuerdo mi compromiso, mi relación con mi esencia. Elijo volver al equilibrio. Y ahí empiezo a actuar, para armonizar mi ser.
Voluntad, paciencia y poder.
Esta es la parte del bienestar que parece difícil: Voluntad. La voluntad nos permite hacer (o a veces dejar de hacer) cosas que nos sacan de ese bienestar. La voluntad nos permite sostener nuestras decisiones, y parece algo difícil, y más que difícil, parece estricto. Pero es sólo un valor que nos invita a cumplir ese compromiso.
Pero la voluntad debe ir acompañada de la paciencia. La paciencia contigo mismo, la paciencia que te ayuda a comprender que la vida es una serie de procesos y que para transformar una realidad se puede requerir tiempo. Esa comprensión del tiempo, nos permite continuar con amor y calma los procesos y así mantener ese estilo de vida, esa rutina que nos genera bienestar.
Y ahí viene el poder. El poder es tu poder; el que se manifiesta y reconoces cuando recuerdas que sólo depende de ti estar sano y vivir en armonía. Ese poder siempre está en nosotros, ese poder es el de sanarnos y mantenernos sanos. Ese poder es el que impulsa todo este proceso y cuando lo reconocemos, cuando recordamos que lo tenemos, podemos movernos en esta vida con confianza; disfrutar un poco de lo que es “tan malo” y volver a los buenos hábitos sin problema.
¿Crees tú que podrías mantener el equilibrio en tu vida desde esta perspectiva?
¿Cuál es tu perspectiva de la salud y cómo crees que puedes gestionarla?
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